I'm not drunk... enough — Pv. Liam

La noche era joven, apenas si había empezado el movimiento nocturno de la ciudad. Las personas, sábado, lentamente se iban acomodando a soltarse como en la semana no habían podido. Incluso era asombroso el poder descubrir como ese hombre que veías enfundado en trajes y tras gafas de lectura podía ser un gran bailarín. Maravillas podían pasar dentro de un bar bastante conocido, pero ni era el más popular ni el más elegante de todos. Allí se notaba que gente de todos los estratos sociales se reunían y poco importaba el dinero de papi en la cuenta bancaria. Buscaban otro tipo de datos en ese momento.

Por su parte, Tobbías, había ido invitado con un amigo luego de regresar de una semana por europa en unos trabajos sobre una marca de ropa. El muchacho necesitaba esa distracción que un trago, música y alguna que otra charla - quizás picante, quién sabría - podían darle. Además estaba en su mente olvidarse de que tenía trabajo el lunes, posiblemente le dijeran de viajar a New York y la idea no le tentaba. Si un ex se enteraba que estaba por esos lados sería hasta capaz de abordarlo... y no lo quería ni ver.

Así que se centró en él, su momento y el trago que estaba pidiendo en ese mismo momento en la barra del lugar. Una luz tenue de color ámbar, música de los 80's bastante tranquila y charlas que abarrotaban el lugar entremezclándose con el ruido de los vasos o jarras chocar contra las mesas de madera. Pero fue al girarse que se chocó con un hombre.

Su vaso tambaleó en su mano y su mirada enfocó la ajena. Guapo era, si. Pero como casi caía de culo al piso no es que pudiera ser muy elocuente a la hora de entablar una conversación, así que simplemente fue un. —Joder... —que se le escapó. Se aferró del pecho del otro para evitar caer y sonrió a modo de escusa. —Puedo invitarte un trago en compensación por el momento. ¿Sirve? —Comentó, incorporándose al tiempo que dejaba el vaso sobre la barra y se acomodaba un poco la ropa. —Y no, no conozco personas así, por si te lo preguntas. —Comentó, divertido.

Esta noche había un compromiso que el castaño tenia que atender, se trataba de una pequeña celebración para uno de sus chicos, si, uno de esos actores porno que se lucen para su casa productora SexMasters. Él tiene unas reglas de oro con respecto a sus empleados, ya que estos son jóvenes que se desnudan y tienen sexo frente a la pantalla para que pervertidos los puedan ver -pagando su membresía o el vídeo completo- como follan a otros o como se los follan, pues Liam tenia como parte de sus reglas, no involucrarse con ellos ni de manera personal y tampoco ver sus vídeos porque de la vista nace el amor, aun cuando todo ese sexo en la pantalla sea una completa farsa de lo que en verdad es.

Se vistió de una manera casual, camisa negra, vaqueros ajustados y una chaqueta de color café, la barba la tenia perfectamente cuidada y olía muy rico, a hombre rico, porque lo es. La reunión seria en un bar de Malibú, lo cual le agrado mucho a él porque significaba que a SexMasters le iba bien como para dar una celebración en ese lugar, muy caro solo por la zona en la que esta situado. Al llegar, se bajo de su hermoso auto lujoso para entrar al lugar sin tener que esperar ya que aunque es calmado el ambiente, es muy exclusivo. Mientras iba caminando, algunos muchachos lo reconocieron y él solo sonreía y saludaba pero no se quedaba a platicar con ellos porque esa era una de las reglas y se daba que era absurdo porque bien podría darse un gusto y no pasar una noche más solo.

Paso a la mesa en donde estaba el hombre de la hora y sus compañeros para decir un par de palabras - Te felicito Morgan, gracias a ti y esa gran arma de destrucción que tienes entre las piernas, nos hiciste ricos a todos - claro que solo alardeaba, él solo puso en el mapa a otros compañeros de trabajo, hizo ver más fuerte a la compañía y es algo que a Liam le encantaba porque ahora él era exclusivo de SexMasters. Dio unos saludos y decidió irse porque temía que si se quedaba iba a querer salir con alguno de esos twinks.

Justo cuando el castaño se dirigía para la salida, se topo con alguien que casi mancha su chaqueta con su bebida en mano, al inicio no me agrado escuchar esa expresión pues inmediatamente pensó que era de esos problemáticos que le echaría la culpa, pero no fue así, el muchacho en vez de reclamarle o echarle pleito, le invito un trago y él sonrió de lado a lado, no es actor porno, no es su empleado entonces negarse no podría, además es muy guapo pero no lo haría por eso, sino por no querer regresar a casa solo. - Me parece buena idea, aunque no es necesario, no fue culpa de nadie, es un bar y esas cosas pasan - sonríe de lado y se acercan a la barra - Pero no me voy a negar a un trago - le pidió al barman dos tragos.

La verdad que la torpeza no era parte de la vida de un hombre como Tobbías, básicamente porque era alguien que claramente sabía lo que quería y como obtenerlo, salvo en este caso. Aunque también podía pecar de egocéntrico al decir que el destino quería que aquello sucediera. Sino ¿por qué le pondría un hombre tan guapo en su camino? La verdad que quizás aquella noche no sería tan deprimente como estaba siendo hasta el momento. Además, alguien como Tobbías, claramente sabía aprovechar muy bien las oportunidades. No era ningún tonto. Diversión y tragos era como su perfecta velada nocturna luego de un bar.

Le dedicó una sonrisa traviesa al hombre, de esas que se le salían hasta seguro mientras dormía. Se acomodó un poco la ropa. La verdad que no sabía de dónde había sacado esa buena voluntad, aunque seguro tenía que ver con sus sistema y forma de pensar: guapo, hombre y seguro pensó una forma rápida de “acercarse”. Al final Tobbías era de esos que no parecían pensar en otra cosa que no fuera sexo, acrecentar su ego y sentirse deseados en todo momento. Culpa de la naturaleza que le favoreció con un buen cuerpo y rostro... aunque no le dio nada de humildad y amabilidad sincera. Pero no se puede ser todo en esta vida, como dice él mismo.

Dejó que el hombre pidiera ambos tragos y se acomodó en su lado en la barra. Le miró de reojo. Guapo, sin dudas. Sexy, obviamente. ¿Qué más necesitaba? Era como que Tobbías solo estaba esperando un segundo, uno solo para ponerse a jugar su juego favorito: cazar hombres. No podían culparle. Siempre le iba bien, más de lo que esperaba, obviamente el ego lo tenía por las nubes.

—No será mi táctica de conocer hombres, pero de algo estoy seguro, si funciona para encontrar guapos tomo tú es posible que la use más seguidos. —Le comentó al otro, acercándose a hablar en su oído, con voz juguetona, para al separarse morderse el labio inferior con esa inocencia fingida que solo alguien experto en aquello como Tobvías sabía hacerlo. Claramente era obvio que de inocencia no tenía ni el dedo gordo del pié. Así que como movimiento para ir ganando terreno funcionaba, eso, y por el morbo. —Así que dime. ¿Tienes nombre o serás el sexy extraño del bar hasta que el destino nos haga topar de nuevo? Claro, no aseguro que a la siguiente no termines mojado. —Rió, divertido, mientras se ponía de lado, sonriendo travieso, sin romper el contacto visual.

El comentario del moreno le causo risa al mayor, lo cual es bastante inusual, no siempre se toma el tiempo de prestarle atención a este tipo de chicos, mucho menos a sus chistes aunque bueno, a este chico no podría ignorarle, solo de ver esa hermosa sonrisa, Liam ya se sentía atrapado pero claro, platónicamente. - Bueno, al menos esta vez te funciono y bastante bien - le guiño el ojo, no le iba a dar muchas alas porque no es así, para variar podría hacerlo, pero para jugar se haría el difícil. Su petición de presentarse al otro parecía una buena idea para ser alguien que no es o tal vez el verdadero él que aun no sale porque esa parte correcta y robótica la reprime. Le sonríe de lado a lado - Soy Liam, ¿Y tú eres? - ya se había presentado, no quiso dar un nombre falso porque si eso terminaba como él sospechaba, no iba a querer escuchar el nombre de otro al oído, pero eso ya es adelantarse demasiado, sacar conjeturas afortunadas.

Se carcajeo un poco - Espero no terminar mojado la próxima vez - si es que había una - O en tal caso, no de la manera en la que te refieres - asumiendo que él decía que lo mojaría con su bebida, había otras maneras de mojar a Liam que a él en lo personal le encantaban pero eso ya era hablar de cosas personales e intimas que bien podría hablarlas, tomando en cuenta que es Liam, un chico nuevo, diferente al empresario que todos conocen. Tomo su bebida y la bebió poco a poco, despues miro pasar a uno de esos chicos que trabajaban para él, afortunadamente no lo vio pero el punto es que en ese momento, Liam no quería que lo interrumpieran o tener que explicarle al desconocido de hermosa sonrisa quien es en verdad - Mmm ¿Te gustaría irnos a la parte VIP? es más tranquilo y ahí podemos estar sentados en un rico sofá - era en la parte de arriba y nadie los molestaría, si era necesario rentaba todo el piso de arriba. - O tal vez prefieras ir a mi casa - sonrie animado.

 

—Un gusto, Liam. Me llamo Tobbías. —Respondió al saludo, y en vez de como una persona normal darle la mano, le robó un beso rápido. Apenas juntando sus labios con los del otro. —Es mi forma de saludar. —Le guiñó un ojo y tomó el trago que ya estaba delante suyo.

Tobbías a veces llegaba a límites insospechados en cuanto al descaro y falta de pudor. Sinceramente era de esos que no parecía seguir las normas y pautas establecidas por la sociedad, lo cual lo hacían el blanco de más de un moralista; lo bueno de ser el muchacho era que claramente eso poco le importaba. Tan poco de hecho, que lo hacía adrede para ver las reacciones de las demás personas. Era irónicamente divertido ver como muchos iban de moralistas pero cuando nadie los veía perdían toda inhibición posible.

—Pues... es exactamente como piensas. —Sonrió divertido, con aire travieso. —Mojarte, completo. Seguro deberás quitarte la camisa y ¿quién crees que aprovecharía esa vista, eh? —Le guiño un ojo y dejó el trago en la barra antes de tomar al otro por la ropa y pegarlo a su cuerpo. —Aunque algo me dice que puedo pedírtelo y seguro te desnudarías para mi ¿verdad? —Se relamió al labio inferior, juguetón, buscando provocarle e incitarle.

Una vez jugado de esa forma, le dejó un leve empujón, a la altura del pecho, que aprovechó para medir el físico del hombre. Se tanteaba apetecible, demasiado como siquiera para negarse a divertirse con aquel hombre. Bebió de su trago, lento, de forma provocadora, mirándole a los ojos a Liam, para al final sonreír ladino con aire pícaro.

—Prefiero tu casa. Me gusta la intimidad, ya sabes que quiero decir ¿verdad? —Le susurró al oído, pasando por su lado, antes de morderle el lóbulo de la oreja. Acto seguido le apretó una nalga y se mordió el labio inferior. —Tú me indicarás el camino, Liam. —Indicó, seduciéndole al pronunciar su nombre de forma seductora y de esa que seguro no puedes – ni quieres – negarte.