Home sweet home. — Pv. Keith

Se convenció, por décima vez, que Carl no tenía razón en lo que le había dicho. Seguro solo le estaba asustando como siempre. Mike no creía que por no tener sexo con su novio este le estuviera engañando. Sinceramente ¿dos personas no podían estar enamorados y no tener sexo? Las palabras de Carl llegaron, como un eco mal sintonizado a su cabeza, diciéndole "Si te sonríe aún en la mañana, seguro se está tirando a su amigo". Mike se detuvo de golpe ¿Keith y John? Okey, luego de sentirse idiota por haber siquiera evaluado dicha posibilidad, continúo su caminar. Era un idiota por haber siquiera pensando por un segundo aquello. ¿Qué clase de novio era? Intentó no pensar más en lo que quedaba de camino a su hogar, incluso deteniéndose a comprar un poco de comida para la cena. Le hubiera gustado por haber cocinado algo pero lamentablemente lo único bueno que sabía hacer, y hasta por ahí nomas, era la sopa instantánea... eso si tenía suerte de no quemarla.

Novio.

La palabra aún le sacaba una sonrisa. ¿Quién hubiera imaginado que el chico más guapo de la universidad sería su novio? Aún recordaba como casi muere atragantado por aquel jugo cuando se lo pidió. Y estos meses fueron precisamente los mejores que ha pasado. Lo único malo de la relación era su trabajo, ese que aún no le confesaba. Para su novio trabajaba de mesero en el bar del padre de un compañero de clases - quién le ayudó con la mentira - pero hacer eso no le sentaba del todo bien. Claro, porque es tan encantador en medio de la cena decirle algo como: "Amor, me gano la vida masturbando hombres ¿qué tal fue tu día hoy?" Antes muerto que hacer algo como eso.

Así fue como cargando con dos paquetes de comida italiana: pasta con salsa roja, que llegó a la residencia que vivían juntos. Con una mano fue todo un logro sacar la llave de su mochila y abrir la puerta... la misma que cerró con un pie.

—Guapo, llegué ¿estás? —Gritó, soltando la mochila al lado de la puerta, para ir directamente a la cocina a dejar todo lo que había traído.

No era que tuviera dinero para gastar de sobra, pero ¿trabaja, cierto? era justo que al menos algo de ello pudiera invertir en una buena cena y en una disculpa silenciosa por haberse siquiera dejado mal influenciar con el hecho de que su novio pudiera estar engañándole. Mike no era un chico celoso, primero porque sería demasiado hipócrita y segundo porque no se hacía mala sangre por tonterías. Él lo amaba, ambos lo hacían. Y eso era lo que debía importar.

El día empezó de lo mejor, si, exacto, de lo mejor y eso que sus clases son las primeras del día. Es viernes así que si, fue el mejor día de todos porque ya podría hacer y deshacer en la fraternidad o salir a divertirse con su novio Mike. Despues de las clases fue al gimnasio porque ese buen físico que tiene no lo tiene solo de comer pizza y dar unas tocadas en las fiestas. Y ahí lo tenían, haciendo cardio en con sus pants grises y una camiseta muy delgada quedejaba ver sus pectorales sudados, muy en el fondo él se viste así por la razón de querer sentirse deseado lo cual conseguía con éxito, los muchachos que iban al gimnasio se le quedaban viendo con unos ojos de hambre, viéndole esos fuertes musculos y claro, su entrepierna, él si que lo notaba y le hacia gracia, lo hacia sentir deseado lo cual le hace falta en su relación pero sin duda alguna, quería Mike y nunca lo engañaría. Keith ya lo sabia pero hay ocasiones en que su resistencia se ponía a prueba como ese día. Iba ya a las duchas para salir del gimnasio bien limpio e irse a casa para prepararse, había fiesta esa noche y le tocaba ser dj en esa fiesta, pero un joven de cabellos rubios, ojos azules, guapo y de un físico muy compacto que dicho de paso, eso es lo que le mata a Keith, se le acerco con unas intenciones perversas, empezó por seducirlo con el tono de su voz y mientras lo escuchaba y Keith solo se reia nervioso, este chico lo agarro del paquete para provocarlo, el rubio quería que se lo follara ahí mismo en las duchas sin importarle que alguien más los viera, incluso ya se había arrodillado pero Keith lo empujo con el pie, diciéndole que él tiene pareja y es completamente fiel a él, aun cuando buena falta le hacia estar con su novio intimamente.

Tomo sus cosas y se fue sin darse la ducha que tanto deseaba, algo que no soportaba era estar sudoroso pero no se iba a quedar ahí, no solo por respeto a su novio, sino porque temía que al final fuera a ceder solo por un oral que no le iba a dar la misma felicidad que le da Mike con una sola sonrisa. Sin duda se sintió muy culpable, sucio y nada digno de estar con Mike solo de haber pensado en serle infiel. Regreso a su departamento, ese que sus padres le pagan y donde vive ocasionalmente con Mike, lo primero que hizo fue irse a la ducha y tallarse todo el cuerpo porque aun sentía las manos del rubio sobre él y le causaba conflicto, tener una pareja y no tener sexo le estaba costando más de lo que pensaba pero eso ya tendría que hablarlo con él porque si hay algo que no puede es mentirle a Mike. Al salir de la ducha escucho la puerta y a su novio llamándole, se puso la toalla en la cintura y salio para verlo - Llegaste - afirmo y se acerco para abrazarlo ahí sin más. Se alejo y suspiro, claramente sospechoso - Que bueno que llegaste... - miro la comida que había traído él - Oh, que bien, recordaste la cena - sonríe y se acerca a darle un beso suave - Iré a vestirme y cenamos ¿Vale? - le guiño el ojo porque aun en esos momentos no podía dejar de ser coqueto con su novio.

Una vez en su hogar, no quería estar allí. Es que ver a Keith a los ojos no era algo que podía hacer. No quería admitir que por u sgeundo de idiotez había pensado que él sería capas de engañarlo solo por no tener sexo aún. No quería creer lo que todos decían que si aún le sonreía era porque se tiraba a cualquiera por ahí. No quería que eso pasara por su mente, pero en el fondo era inseguro. Y la inseguridad es un mal que debería erradicar. Todo había empezado cuando había caído en las garras de los chicos del trabajo. Malditos todos y sus palabras que lo hicieron dudar. ¿Cómo había sido tan ingenuo y dejarse influenciar por ellos? Allí estaba el chico más guapo de la universidad y que le quería a él, que no lo presionaba, ¿como pensar qué él lo engañaría? Por eso Mike se sintió culpable de su abrazo y saludo... al punto que se quedó muy tenso, más de lo normal a decir verdad. No podía verle a los ojos así que no se los enfocaba. Estaba nervioso. Como si su novio pudiera leer su mente o algo parecido.

—Si traje comida. —Comentó notoriamente despistado. Como si no estuviera siguiendo el hilo de la situación. Tragó saliva. Estaba actuando raro, más de lo que acostumbraba. Y no por ver a Keith sin ropa – que no era la primera vez de hecho – era todo lo pasado anteriormente. ¿Como verlo a los ojos? Sonrió flojo y le dejó un beso que se sintió mal darlo en la mejilla. —Yo estaré en la cocina con la cena. —Comentó y antes de siquiera aportar algo salir casi como alma que lleva el diablo.

Una vez lejos de la vista de su novio se apoyó contra la pared de la cocina y suspiró. Se sentía tan culpable, tan mal novio... encima a eso se le sumaba el hecho de su secreto, la cosa no podía estar peor. No podía sentirse peor, de hecho. Trató de no parecer que acabase de robar un banco y se dedicó los siguientes minutos a aprontar las cosas, sacarlas de los paquetes y acomodarlas en la mesa. La misma era pequeña pero suficiente espacio para ambos, uno de cada lado como siempre. Una vez los platos, la cena caliente y demás, miró la mesa en silencio. Era afortunado por el novio que tenía y él se sentía un basura por lo que estaba haciendo.

“No piensen es eso” se dijo en su mente.

—La cena está lista ¿demoras? —Lo llamó, desde la cocina. No se animó, como siempre, a ir al cuarto a buscarlo... como muchas veces antes que lo sacaba de la cama o del portátil. Ahora era como que estaba evitando la compañía. Se preguntó como harían para dormir en la misma cama. Hoy no sería un día sencillo. Solo se sentó en su silla y jugó con el tenedor, perdiéndose en ello, hasta que lo sintió llegar. —Espero te guste la pasta, amor. —Dijo, sin levantar la vista, poniéndose a servir ambos platos.

¿Era su imaginación o Mike estaba actuando raro? No era posible que él supiera lo que paso en el gimnasio ¿Verdad? No lo cree, pero quien sabe, tal vez había alguien ahí que vio todo y le dijo a Mike, aunque seguro que si hubiera sido eso, no habría traído la cena y actuaria así, seguro estaría molesto y hasta lo terminaría. - Muy bien, yo... iré a vestirme - sonríe de lado, realmente había algo ahí que lo hacia sentir mal, ¿Qué era? algo no andaba bien con Mike pero Keith se lo sacaría a la fuerza si es necesario. Se fue a la habitación, la cual aun no compartía con Mike porque eso mantenía claros los limites que el mismo Mike había impuesto, nada de sexo y Keith se moría por tener sexo con él pero en ese momento, la idea parecía tan pequeña. Saco de un cajón unos boxers de un estampado verde y blanco, algo cortos y ajustados que marcaban bien el bulto de su entrepierna, una camisa azul cielo a rallas y unos pantalones de mezclilla azules, no se puso los zapatos aun, estaba descalzo y despeinado, aun faltaba bastante para irse a la fiesta, antes cenaría y hablaría seriamente con su novio. Al regresar por el pasillo ya podía oler lo rico de la comida, pero hambre no tenia, estaba nervioso y con nausea. - Ya estoy listo, vamos a cenar - llego por detrás de Mike y lo abrazo para darle un beso en la mejilla - Te extrañe - acaricio la mejilla del otro con su perfil - Me hiciste mucha falta Mike... - el corazón latía a mil por hora, estaba muy nervioso - Debemos hablar antes de cenar, porque lo que tengo que decirte, me quita el apetito y quiero hablarlo antes contigo - suspiro, parecía que le diría lo peor del mundo, no quería asustarlo pero en el momento pues no se mide.

Trago saliva y lo tomo de la mano para llevarlo a la sala, era una sala que ambos compraron, muy cómoda donde varias veces se habían quedado dormidos, abrazados, muy calidos y felices, muchas veces Keith deseo haber hecho suyo a Mike en ese sofá pero respetaba mucho la decisión de su novio. Al sentarse lo miro a los ojos, notando que él no le regresaba la mirada, eso parecía - Mike yo... es que... algo... algo sucedió en el gimnasio - lo tomo de la mano porque no quería que se alejara y mucho menos que se sintiera mal - Sabes que yo no te tengo secretos - tal vez dos o tres pero ninguno es malo, eso cree él - Un chico se me acerco hoy en el gimnasio, no quiero que pienses mal, yo no hice nada, te lo juro, pero este muchacho se paso, me toco indebidamente y yo claro que lo aleje, me fui de ahí, ni me duche, por eso mismo lo hice aquí en casa, solo quiero que lo sepas y que yo jamas... jamas te engañaría, de eso puedes estar seguro, solo espero que no te enojes por lo que ha pasado - porque seguro ha de pensar que Keith lo provoco, lo cual es cierto porque le gusta provocar pero jamas consumar actos, no mientras esta con alguien tan especial como es Mike. Su novio debía creerle, podía notarlo en el temblor nervioso de sus manos, sino le creía entonces si tenían serios problemas, incluso deberían terminar si es que no le cree.

 

Los minutos que se quedó solo en la cocina pensó que debía tranquilizarse. Estaba actuando más raro de lo normal, y eso era ya decir mucho. Sinceramente no sabía por qué ese pensamiento lo hacía sentir tal culpable, como si fuera el fin del mundo. ¡Como si Keith se enojase y pudiera dejarle! Lo cual claramente era paranoia de la extrema, de esa que jamás se dijo que iba a tener si tuviera la suerte de tener un novio. Y lo tenía y había caído en ello. El pez por la boca muere, bien dicen. Intentó calmarse, pero cada vez que sentía la presencia de Keith se le escapaba un gemido por lo bajo, en plan susto, que lo hacía demasiado obvio. No importaba que sonriera, que pretendiera que nada pasaba: Mike era mal mentiroso y cualquiera lo sabía.


Fue su abrazo, y beso, más sus palabras lo que le hicieron sentir un pésimo novio. EL peor de todos. Apenas pudo gesticular un "yo igual, guapo" que no sonó muy positivo que digamos. No podía solo decirle que desconfiaba de él. Que había pensado negativo de su propia pareja. Quería comer e irse a su cuarto rápidamente y dormirse para olvidarse de todo. Era lo mejor que pudo pensar en dicho momento. Sin embargo, cuando le dijo aquello, en ese tono, un nudo se formó en su garganta. ¿Qué estaba pasando? ¿Se había perdido de algo entre sus preocupaciones que no notó si su novio tenía un problema? Seguía sumando pesar a su culpabilidad, sintiéndose que se hundía más y más a cada segundo. No quería saber, incluso pensó en disculparse e irse a su cuarto. No estaba emocionalmente como para afrontar un problema. De verdad que no lo estaba.

Se hizo fuerte por que el se lo pidió y allí se quedó. Le tomó la mano y sintió que una tonelada de peso le caía sobre los hombros. Cada palabra que usaba, cada comentario, cada información que su cerebro procesaba. Su mano seguía unida a las de su novio, por acto reflejo, y porque este le mantenía tomado de la misma. Mike no sabía que decir, o si es que debía decir algo. Estaba entre la duda de que tenía que sentirse peor porque su novio estaba demostrando que se había resistido a engañarlo y con el hecho de que ¿alguien lo había tocado cuando él no se había animado aún? Tragó saliva con dificultad. Le miró a los ojos. Sentía los mismos vidriosos, pero no lloraría ni nada por el estilo.

—Yo... yo... —Quería encontrar las palabras adecuadas. Sin herirlo, sin herirse. ¿Podía hacer eso? —Keth, yo... —Pero seguía ahí, así con esa palabra sin poder agregar otra. —No sé que decirte... yo no tengo hambre. Necesito irme. —Dijo, soltando la mano del otro y levantándose del sofá como si este tuviera clavos que lo pinchasen. Le miró., no dijo anda y salió corriendo a su habitación, la cual trancó sin pensarlo y se dejó deslizar por la madera la puerta, apoyándose contra esta hasta quedar sentado. ¿Qué le estaba pasando? ¿Era la vergüenza de que Keith fuera buen novio? ¿era el hecho de que por qué le tenía miedo al sexo y a su novio? ¿qué era lo que sentía?. —No quiero hablar, Keith. —Rápidamente casi gritó, al sentir pasos del otro lado. Ahogó cualquier sonido de llanto posible. —Por favor, déjame. —Pidió. sincero.

Keith de verdad pensó que su novio era lo suficientemente fuerte para soportarlo además de que si lo piensa bien, no es la gran cosa porque le dijo lo que paso y al final de cuentas, Keith no le falto al respeto, no hizo nada con aquel muchacho pero parecía que eso no podía entenderlo y eso si que lo lastimaba - Espera Mike, no te pongas así - le dijo mientras se levantaba para alcanzarlo mientras salia de la habitación - No paso nada con ese chico, jamas te seria infiel - levanto la voz para que lo entendiera, si es que Mike podía ser tonto. De ninguna forma dejaría que se fuera así porque le estaba demostrando que no confiaba en él y eso dolía, dolía demasiado - No Mike, detente ahora mismo - Keith tal vez se paso de la raya al alzar más la voz y tomar a Mike de la muñeca con fuerza y es que en ese momento no quería dejarlo ir, estaba temeroso de que eso terminara por algo así de estúpido. - Yo no te he sido infiel quiero que lo entiendas, él se me insinuó y se propaso, yo no y que te quieras ir así como así demuestra que no me crees y eso me lastima - el tono demostraba lo herido que las acciones de su novio causaban en él. Aun así las palabras de Keith no causaban mucho efecto y en ese momento no lo sabe pero no es desconfianza, es otra cosa que afectaba a su novio, si tan solo lo supiera seguramente seria él quien se fuera o quien incluso lo alentara a irse del departamento. Mike hizo que Keith lo soltara para poder irse y pensar las cosas, parecía que tenia mucho que procesar y Keith claro que no lo entendía, se quedo ahí solo, pensando que hizo mal en contarle aun cuando espiritualmente se sintiera libre de esa carga.

Keith lo que hizo fue desesperarse, molestarse, fue a la nevera para sacar una botella de cerveza y beberla, estaba fúrico en ese momento, ofendido por su novio, pero no le importaría olvidarse de ese malestar con tal de verlo regresar. Se enojo más al recordar la actitud fría y distante de Mike, apretujo la botella, la fuerza fue tanta que la botella se rompió del cuello de la botella, haciéndole un corte ligeramente profundo en la mano a Keith - Agh mierda!! - Tiro la botella a la pared, fúrico, molesto con él y ese maldito rubio que se la agarro tan desesperadamente. Fue hasta el baño, sintiendo la punzada fuerte en su mano, era un dolor tranquilo pero que no le agradaba en nada. Abrió el gabinete para buscar gasas y alcohol. Al ver la botella la abrió desesperadamente y tomo su cepillo de dientes para ponerse el mango en la boca y echarse el alcohol, fúrico tuvo que aguantar que su herida fuera desinfectada, quiso darle un golpe a la pared del ardor. Al poner la botella de nuevo en el gabinete miro un pequeño paquete de plástico que recordaba bien. Jan le había dado heroína, él la acepto porque no se le ocurrió negarse, pero jamas pensó en consumirla, no hasta ese momento que se sentía miserable, incluso pensar consumirla hizo que se le olvidara el dolor y de que salia sangre de su mano, manchando el pulcro lavamanos.


 

Por la mente de Mike, mientras estaba apoyado contra la puerta a modo de tope, pasaron muchas cosas. Desde la mentira que tenía para con su novio sobre su trabajo, hasta las palabras de Carl que seguían en su mente como martirizándole, hasta el hecho de que su novio había demostrado lo excelente persona que era y él solo era un basura que no podía decir la verdad. ¿Quién había dicho que la verdad no ofendía ni molestaba? El que lo había dicho seguro que jamás habría tenido que enfrentar ese momento de pánico por decir algo que si ocultaste fue por algo.

Suspiró, con pesadez.

No supo el tiempo que estuvo allí, pero de algo era seguro: había sido la peor de todas las ideas que había tenido. Keith había sido valiente al confesarle eso, sincero al demostrar lo mucho que él le importaba y allí estaba, como cobarde refugiado en una habitación, pretendiendo que aislarse del mundo sería la solución. Volvía a lo mismo: no saber afrontar los problemas y por miedo a no saber que hacer es que estaba metido en todo aquel embrollo del que seguro no saldría para nada bien parado.

No quería imaginar que sucedería si la verdad saliese a la luz.

Y se hubiera puesto a imaginar que sucedería si su novio tuviera una charla franca con él, mientras se secaba las posibles lágrimas de los ojos, cuando un ruido a algo estrellándose y un grito que no llegó a entender lo devolvieron a la realidad. Por un segundo se quedó con el corazón detenido. ¿Qué había sido aquello? Se levantó como si estuviera sentado en un resorte y salió de la habitación olvidando todo el incidente que había pasado. Los nervios era algo que no sabía ocultar. Quizás por eso recorrió la distancia que lo separaba de la fuente del sonido en zancadas largas – o lo más que él podía – con miedo de lo que pudiera encontrarse.

La cocina presentaba esa señal de que alguien había estallado una botella de cerveza contra la pared. Incluso sangre había en el suelo. Mike se sintió aún peor, más de lo que hubiera creído posible. Aunque enseguida descubrió donde estaba su novio: en el baño. Claro que no dudó en llegar a ese lugar y parase en la puerta que estaba abierta de par en par. Miró al otro, miró la mano, volvió ahora a verle a los ojos.

—¿Te han dicho que eres un idiota? —Preguntó, entre dolido y nervioso. —¿Te lo han dicho? —Recalcó. Aunque no duró ni dos segundos donde estaba parado, porque no podía verlo así, lastimado y no hacer nada. Así que se metió a su lado, buscando en uno de los cajones que había en el mueble, para encontrar unas gasas y una cinta hiladora con la que poder hacer algo. —Yo... yo siento haberme ido así. —Dijo, cabizbajo, mientras se dedicaba a abrir algunas de los implemento. —Es que... hoy en el trabajo me dijeron algo, y luego yo no sabía que hacer. —Comentó, deteniendo su mano para levantar la vista y verle a los ojos. —Lo siento. —Se disculpó, sincero. —Y esto te puede doler. —Indicó, tomando una gasa y ponerse a limpiar la herida para que no sangrara mucho. Intentó hacerlo lo más despacio y menos doloroso posible. —Keith, yo... yo te amo ¿lo sabes, verdad? —Miró a sus ojos, quería verlo directo cuando le decía eso, así como cuando el otro respondiese lo que fuera a decir. —E intenta controlar esos impulsos... yo no voy a limpiar la cocina. —Rió, tontamente. Sólo él hubiera hecho ese comentario en un momento así.

Y por un segundo comprendió que sus amigos no tenían razón. Keith no se follaba a cualquiera y por eso eran felices: lo eran porque se respetaban, se amaban por la forma de ser de cada uno y porque Keith era ese novio que solo puedes amar, sin importar lo que haga.

Y si, le robó un beso, temeroso.

Tal vez estaba listo para dar ese terrible paso y tomar la droga para ver que pasaba pero en cuento escucho la voz de Mike cerro el gabinete para verlo a través del espejo. ¿Pensaba que podía volver y todo se solucionaría con ser adorable? No señor, Keith estaba decepcionado de su novio, tuviera el día que tuviera, tal vez debió decirle las cosas tal cual en su momento o antes, no hacer su salida teatral. Permitió que el otro le curara la herida, en ese momento quería disfrutar de su presencia hasta que su herida fuera atendida, eso fue agradable y también el aferrarse a una idea que sentía que no existía. Cuando Mike termino, Keith lo miro con decepción - No creo que sea necesario que me expliques tus razones para irte Mike, te fuiste y eso es lo que importa - no puede evitar ser dramático y hacerlo más grande de lo que es, Mike es el primer muchacho al que realmente Keith ah amado. - No tienes confianza en lo nuestro... no confías en mi y eso duele más de lo que piensas - y eso que no se quisieron hacer daño intencionalmente.

En ese momento cualquier cosa podía ser como una bomba y Mike no parecía verlo de esa manera - No te pedí que limpiaras nada ¿O si? - Keith podía ser muy duro cuando estaba dolido y el otro lo entendería en ese momento - Yo limpiare, no tienes porque mover un dedo, no esperaba eso... así como ahora se que no puedo esperar apoyo de tu parte - o confianza. El castaño salio del baño, dejando atrás a su aun novio Mike para ir a la cocina y levantar todo, no quería dejar las cosas así porque luego le daría flojera limpiarlo, además de que en ese momento necesitaba hacer algo para no pensar tanto en sus cosas. Tomo una escoba y el recogedor para empezar a limpiar todo lo que había en la cocina, cuidadosamente recogiendo los cristales para despues tirarlos en una bolsa hermética y luego al bote de basura.

Despues regreso al baño, olvidando por completo lo de la droga, viendo la hora aun era temprano para irse a la fiesta pero prefería salirse de ahí en vez de hablar con Mike y terminar peor, seguro que los dos necesitan tiempo para olvidarse de ese mal trago. Lo primero que hizo fue cambiarse de camiseta y despues pintarse.