I can't do that. — Pv. Devon

Por sus propios medios, en su vida, hubiera pisado una mansión. Era una de las pocas ventajas que le contaban a aquel empleo que mantenía en oculto. Ser fluffer no era precisamente lo mejor del mundo, aunque sería la fantasía de más de un hombre gay, eso estaba seguro. Él lo era, pero no sabía si estaba algo mal con su cerebro o qué, pero no le terminaba de ver lo excitante al asunto. No iba a negar que había hombres guapos, atractivos, y todo lo que uno pudiera decir. Pero en la mente de Mike solo estaba el hecho de que estaba allí por trabajo.. y contaba con la suerte del hecho de que hasta ese momento (luego de dos meses y poco) que solo había usado su mano para llevarlo acabo. Descubrió que mirar a los ojos, aunque le diera extrema vergüenza y se pusiera todo colorado, ayudaba a que más de uno de los hombre que debía mantener erectos lo estuvieran. Era un buen truco, y ayudaba.

Incluso en una oportunidad un director al verlo le propuso dinero para trabajar en una película y dependiendo de como saliera esta, un puesto efectivo en sus películas. Casi le da un ataque ante tal invitación. Pero dijo que no. De hecho en más de una oportunidad se pensó el por qué seguía allí. Pero ser mesero no era lo que podía, porque requería más horas y menos dinero del que aquí ganaba. No era que fuese un dineral, pero hacía una buena cantidad con menos esfuerzo que en otros lados e incluso no era todos los días... había veces que con una buena paga estaba hasta dos o tres días sin necesitar trabajar. No, no se podía quejar.

Pero también estaba su novio. Keith. Se sentía mal por él por no ser sincero. "Es solo por el dinero" se repitió en su mente para calmarse. La filmación de hoy ni idea como iba porque se mantenía lo más lejos posible del asunto. Había una sala donde estaba con otros muchachos, bromeando, aunque él no siguiera mucho el ritmo de aquello. Y podía haber seguido si no hubiera llegado uno de los ayudantes del director a indicarle que era su turno de entrar a hacer lo suyo. En el trayecto, aparte de mirarlo como si fuera un cachorro indefenso, le informó que la siguiente sesión de grabación ocuparía al menos media hora y debía tener listo al muchacho que seguiría después, porque su toma se había cortado en pleno momento y no podían prescindir de su erección. Mike asintió, sin mencionar muchas palabras. Okey, más de diez minutos con un hombre y masutrbándolo... no sonaba a su idea de un encuentro con otra persona.

Al final entró en la habitación que se encontraba... aquel muchacho. Pestañeó. Por un segundo se imaginó a un hombre, mayo de 30, hasta ese momento aquel era el actor más joven que le había tocado. Sonrió, educadamente, aunque la misma fue floja denotando claramente su nerviosismo. —Buenas. Soy Michael, pero puede decirme Mike. —Informó, intentando que sus manos no temblaran, así que por ahora las guardó en los bolsillos de su pantalón. Estaba en una bata, abierta y ua erección a medio decaer. Tragó saliva, incómodo. —Soy el fluffer. —Informó, aunque fuera obvio. —Sabe, mi trabajo es hacer que la erección de su aparato reproductor masculino se mantenga estable. Espero no le moleste, pero necesito ocupe su asiento y permita que cumpla con el trabajo por el que me pagan. —Los nervios le traicionaron y habló de más y como no debia. Mantuvo esa sonrisa floja en su rostro viendo a la otra persona. "Es solo por el dinero" pensó al final de nuevo.

Devon estaba haciendo sus maletas, tenia planeado ir a acampar con sus amigos, estaba bastante emocionado porque nunca lo hizo antes y amigos tampoco tenia, entonces tenia una gran emoción pero en ese momento su teléfono sonó, al contestar era Gabriel, quien se encargaba de llamarle a los actores porno para que fueran a trabajar. Él no quería trabajar, esperaba que fuera para decirle que ya esta su cheque de la película que filmaron hace dos semanas en Palm Springs, pero no era eso. - En serio? en mi día libre me pides que vaya a filmar? - le hervía la sangre a Devon para ese instante, no es que desprecie una buena cojida, pero desde que es actor porno, sus antojos sexuales y adicción al sexo se han visto moderadas porque todo el tiempo tiene sexo, ahora que tiene la oportunidad de salir y divertirse con personas reales, le joden la vida.

Se disculpo con sus amigos y les dijo que se fueran sin él, haría lo posible por alcanzarlos mañana pero lo dudaba mucho. Fue de nuevo a su departamento para llevarse su mochila donde tenia sus cosas para ir a filmar, cualquier cosa que fuera necesaria, toalla, cepillo de dientes, pasta dental, enjuague bucal, cremas, afeitadora, etc etc. Llego a la locación, era un lugar bastante lujoso y perfecto para la ilusión de vender porno. Lo llevaron a una habitación donde esperaría bastante, estaban filmando una escena con dos actores que Devon desearia tener en una escena, individual y en trío, pero nunca tenia suerte. Se quedo ahí esperando hasta que le dijeron que se preparara, un fluffer llegaría para atenderlo pues en nada empezarían a filmar en el cuarto de lavandería, eso le agradaba bastante a Devon. Se quito la ropa y colocarse una bata, se puso a revisar todo su cuerpo frente a ese espejo, por lo que vio su cuerpo estaba muy bien solo que se podía mejorar un poco. Saco de su mochila la rasuradora para darle un corte muy atractivo a su zona púbica.

En ese momento, antes de que pudiera dar el primer corte, entro el fluffer, un muchacho de cabello oscuro y con un rostro adorable que le podría poner el pene erecto sin tener que tocarlo, pero se concentro para que eso no pasara, pensó en su madre. - Hola Mike, no me hables de usted, no creo que sea tan grande, seguro tenemos la misma, yo soy Devon - le guiño el ojo, si, definitivamente le gustaría que ese fluffer fuera el actor a quien se tiene que tirar en el cuarto de lavandería de ese lugar. - Es una lastima, esperaba que fueras el chico con el que voy a filmar, eres demasiado hermoso, seguro te hacen millonario ¿Lo habías pensado? - seguro ya le habían ofrecido algo. Sonrió malévolo pues aprovecharía a ese muchachito - Sabes, yo solo puedo ponerme duro si me das sexo oral, eso es parte de tu trabajo ¿Cierto? - se quito la bata dejándola en el suelo y se fue al sofá, sentándose con las piernas abiertas y con su pene dormido esperando a ser despertado por el muchacho - Ah y, espero no te molesto, debo estar listo, mientras tu haces eso, yo me ocupare por rasurame un poco - lo miro esperando a que fuera a su trabajo, seguro le costaría pero eso es lo que lo hacia tan excitante y eso es un problema, porque seguro no tarda en ponerse duro.

¿Han sentido alguna vez la mirada depredadora de una persona sobre su cuerpo? Pues eso fue lo que sintió Mike cuando los ojos del actor le miraron al entrar. Un color se apoderó de sus mejillas. A estas alturas estaba curado de todo espanto, o eso quería creer, hasta que se topaba con estas situaciones. Se sentía observado, más de lo que una persona normal observaría a otra. Intentó mantener en todo momento una sonrisa en el rostro y pretender que no pasaba nada. “Como si eso fuera sencillo” se dictó en su mente, tragando con notoria dificultad. Y es que las palabras de aquel actor le dejaban en jaque, sin saber exactamente que decir. Intentó no parecer demasiado nervioso y que actuaba con extrema normalidad... algo le decía que no estaba funcionando sus pocas clases de actuación.

—Tengo 18 ¿cuántos años tienes? —Intentó tutearlo, aunque sabía que no estaba haciendo lo correcto. —Un gusto Devon. —Estiró la mano para darle un saludo. Sonrió, más flojo que nunca y apartó su mano con rapidez luego del saludo. —Me dijeron una vez, pero es un trabajo que no entra en mis planes. —Esbozó una leve sonrisa que dejaba entrever su blanca dentadura. Miró a todos lados, como quién no quiere la cosa. Jamás le había gustado que otros vieran lo que hacía, aunque en este momento le hubiera gustado que la habitación estuviese repleta de personas, así no se sentía tan desprotegido. —Es un gran cumplido, pero seguro su partener es más guapo. —Comentó intentando cambiar el tema de conversación. “Si Keith me viera ahora” pensó, sintiendo una presión en su pecho.

Respiró hondo.

Enarcó una ceja al final. Su boca hizo amagos de completar una frase que jamás vio el final. Quedó allí haciendo intentos de hablar, con gestos cómicos – que no planeó – queriendo decir algo que al final no se sabía exactamente lo que pretendía. Se tranquilizó. ¿Sexo oral? Sus ojos se abrieron como platos, y negó suavemente con la cabeza. De hecho, sí era como una tarea suya, pero hasta ahora todos los actores eran comprensibles con él y le permitían usar su mano simplemente y funcionaba... en serio que lo hacía.

—Pues... ¿no me deja probar con la mano, por favor? Jamás he dado sexo oral, sinceramente. Pero no hago mal mi trabajo, por si lo pregunta. —Se excusó rápidamente por las dudas. —Es que verá, me permitieron usar la mano desde que me contrataron, aunque creo que sigo sin entender por qué, pero el punto es que... no tengo experiencia en ello, sinceramente. —Sonrió y desvió la mirada un poco cuando el se desnudó. Por alguna razón no le parecía lo mismo de siempre. Los demás actores hacían chistes, se divertían y hacían del trabajo de Mike al menos divertido... este muchacho le ponía nervioso. —Y tampoco puedo hacer un trabajo si usted debe ocupar hacer eso. Es anti higiénico ¿sabe? —Le miró retador. —O se rasura y limpia primero, y luego lo masturbo... o hago lo mío y luego hace lo suyo. ¿Qué elije? —Preguntó, y por primera vez le miró a los ojos, aunque al final desvió la mirada. No podía sostenerle la mirada.

Se sentía mal por Keith.

De inmediato Devon noto algo en el muchacho, era nervios o tal vez pena, lo que fuera lo hizo sentir travieso, que podía aprovecharse de este muchacho aun más de lo que ya tiene en mente, no solo obligarlo a hacer bien su trabajo o más bien, de la manera que le gusta a él, rudo y sin pausas. Devon debía pensar una buena forma de abusar de este momento sin que le reclamen o se salga de los deberes únicos del fluffer. - Yo tengo 25 años, como te dije, no hay mucha diferencia, además te ves más grande y yo más joven - ríe divertido y se encoge de hombros. El castaño alzo una ceja algo molesto al escuchar que el oral no entraba dentro de las funciones de su trabajo y eso podría causarle problemas a él, no a Devon. - Esto es porno, no estas trabajando para la Fox, la producción sabe bien como soy yo y como necesito a mis fluffers, si te enviaron fue por una razón - puso los ojos en blanco, claramente molesto porque el otro no era profesional, aunque claro, en este trabajo no se puede exigir mucho pero tampoco se puede dar el lujo de limitar sus funciones como fluffer.

- Mira, Mike, si no quieres hacer tu trabajo, puedes irte, pero no creo que quieras que te despidan por no hacer tu trabajo ¿Verdad? - suspiro, Devon no se sentía la gran estrella, pero el trabajo de los fluffers era muy importante como para que no lo haga, esto podría retrasar mucho el calendario de las escenas y eso no les gustaba a los directores. - No entiendo como es que te dieron el trabajo si no sabes como dar una simple mamada - sonrió de lado porque podría aprovecharse de eso - Yo te podría enseñar - le sonrió amplio y guiño el ojo - Tal vez ni tengas que abrir la boca y solo me dejes darte el sexo oral a ti, eso podría ponerme más duro de lo que crees - su sonrisa era perfecta, digna de un demonio. Admitía que era una gran idea porque así podría decir que hizo lo que ningún otro pero ya sabia cual era la respuesta, se notaba a leguas que este muchacho es un mojigato virginal que se hace el inocente pero que realmente viene dilatado al trabajo.

Al escuchar lo siguiente, Devon se puso algo rojo del enojo, no tiene porque limitarlo - Debo salir a escena en unos minutos, no tengo el tiempo para ambas cosas, tengo una imagen que defender y no voy a salir  así solo porque tu te pones de esquisto - se cruzo de brazos molesto y lo miro con algo de desden - Olvídalo, mejor vete, hablare con el director, mejor busca un nuevo trabajo, fluffer - se acerco a la puerta para hablarle al director. - Vlad, ¿Puedes venir un momento? - le llamo al director que realmente no estaba ahí, pero solo quería presionar al otro y ver que tanto necesitaba este trabajo.

¿Qué tenía en la mirada ese hombre? Le hacía sentir nervioso, demasiado. Incluso más de lo normal en aquel trabajo. Más de una vez se preguntó por qué lo habían contratado... es más, se pregunta como demonios es que había ido a parar allí. Pero luego recordaba que sin dinero no podía vivir, que sus padres no podían darle casi nada y que la beca bueno apenas costeaba parte de lo que necesitaba para la universidad. Al final si sabía por qué estaba haciendo aquello... pero justificarlo simplemente no ayudaba sentirse mejor. Y menos sentirse como un trozo de carne ante los ojos de aquel actor. Tanto le daba mala espina que se alejó retrocediendo un paso hasta quedar contra la pared. Trató de actuar como si nada, que aquello era normal – y en parte lo era – e intento de que pudiera salir de esa habitación lo más rápido posible.

—Ya sé que no es la fox. Duh. —Aquello se le escapó antes siquiera que pudiera cerrar la boca para reprimir el pensamiento. Tragó saliva y le miró, aunque desvió la vista enseguida. —Solo digo que no he tenido problemas usando la mano por ahora ¿por qué no me deja intentar primero? —Comentó, intentando convencerlo. ¿Por qué se había puesto terco y a la defensiva? Mike no era que no quisiera hacer su trabajo, simplemente tenía métodos diferentes a la mayoría. Y sí, sabía mejor que nadie que había otro fluffer un poco más mayor que él al que le encantaba hacer sexo oral, porque se lo comentó una vez que coincidieron, pero ¿por qué quería obligarlo? “Aparte de que es una de las funciones” pensó Mike, dándole la razón al otro, aunque no en voz alta.

Y cada vez que hablaba sentía como si un frío le recorriera la espalda. Pero lo peor era qué él se sentía entre la espada y la pared. Lo estaba poniendo en jaque completamente y no sabía como zafarse... estaba casi obligado a aceptar lo que pedía el otro... ¿haría eso? Su mirada evitaba hacer contacto, casi podía sentir como sus ojos irradiaban una lujuria desmedida que no le pintaba para nada bien. No sabía que decir. ¿Qué pensaría Keith si supiera que querían hacerle sexo oral? Seguro se ofendería por no haberlo hecho él primero. Su pecho subía y bajaba demasiado aprisa. Necesitaba irse corriendo, sin exagerar.

—Yo... yo no he tenido sexo ¿vale? —Le casi gritó, a ver si de un punto entendía el asunto. —No creo que quiera hacer eso... —¿Por qué no? No lo sabía, solo trataba de convencerlo de que se detuviera. —Por favor ¿me deja hacerlo a la manera que he hecho hasta ahora y nadie se ha quejado? —Le miró, por un instante, a los ojos. Suplicando en silencio que por favor cediera... aunque algo le decía que eso había sido la peor de todas sus ideas.

El color le subió a las mejillas y las sentía hirviendo. Estaba nervioso y temblaba. La verdad que por un segundo quiso poder irse de allí, dándole un portazo y sin mirar atrás, pero no se podía dar dicho lujo. Pero por más apurado que estuviera, la verdad que lo que pedía era algo anti higiénico... sabía que ni el director lo hubiera permitido; aunque con el tema de negarse al sexo oral llevaba él la desventaja. Pero el tiempo se detuvo cuando salió a buscar a Vlad. ¿En serio? ¡Lo despedirían! Y necesitaba el dinero, no podía cargar a Keith con todo los gastos de la casa.

—Alto. No...no tiene que llamarlo. —Dijo en un susurro por lo bajo, muerto de verguenza. Levantó la vista lentamente. —Solo por favor, entiéndame... yo... yo... —¿Creía que a ese hombre le importaría lo que dijera de ser virgen y demás? Algo claramente le decía que poco le importaba, incluso hasta supuso que le dio morbo o vaya uno a saber qué. —No lo llame, por favor ¿si? —Respiró hondo. —Solo prometa una cosa... que no se depilará hasta que terminemos aquí, ¿vale? —Fue la única condición que puso. Sinceramente ceder a las presiones del otro por dinero le hizo pésimo, sucio, traidor y que engañaba a su novio. ¿Qué peor podía ser todo aquello? No quería siquiera averiguarlo.

¿Qué fue eso? se pregunto con emoción, despues de escuchar esas palabras fue como si le hubieran dado vida, ya sabe que no puede follarse a los fluffers, esta en su contrato, ignorando el hecho de que el mojigato este seguro tiene pareja, Devon por un lado se arrepentía de hacer porno porque afuera seguro que se lo folla en el antro o donde sea que se lo tope, incluso en la calle, quitándole lo virgen con su pene curvo. Se saco el boleto dorado y ni puede usarlo del todo, una mamada sera todo lo que obtenga y lo que más desea es venirse en su rostro, claro que para eso tendría que terminar con su racha de meses de no haberse corrido tan rápido. Cuando le rogó que no le llamara a nada, miro hacia afuera de la habitación, no había nadie - Ya nada, todo esta bien - cerro la puerta de inmediato y sonrió de lado a lado, se le acerco a él, tomandolo del rostro, acariciandolo con esa sonrisa tan pervertida que a muchos les gusta.

- Muy bien, te daré una oportunidad, pero debes hacer bien tu trabajo, de aquí hasta que me llamen, supongo que tendré que verme un poco descuidado esta vez, con tal de que pongas a trabajar esa boquita - los acaricio con el dedo pulgar y se alejo para ir a la cama y recostarse, separando las dos piernas. - Tienes que hacerlo hasta que me llamen ¿Entiendes? - claro que esperaba que le diera una mamada lo más larga posible para correrme, no le importaba en lo más mínimo tener que retrasar la producción para que se le fuera a parar de nuevo, él podría decir que fue un accidente, porque siendo la primera vez que él hace un trabajo oral, Devon puede escudarse con el pretexto de que es muy bueno.

Miro al muchacho, sabia que estaba abusando de él, en ese momento el castaño se sentía tan hombre, tan poderoso y con ganas de penetrarle la boca al otro, que seguro lo irían a despedir. - ¿Y bien? ¿Qué esperas? El tiempo es dinero nene - se agarro de los genitales, sacudiendolos para que fuera a hacer su trabajo.

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Sinceramente no sabía por qué estaba haciendo aquello. Quizás porque renunciar significaría que llegase el aviso a su hogar de cuando el dinero para cobrar por su renuncia y demás. La idea de que una carta de una empresa porno apareciera en su hogar y lo recibiese Keith era algo que simplemente no quería ni siquiera imaginar. Aunque bueno, era plenamente consciente del hecho de qué también sería aún peor el hecho de qué se enterase que hacía aquel trabajo. La idea de que posiblemente la cosa se pondría peor en su pareja... sinceramente estaba en la espada y la pared. Era algo que no podía siquiera procesar en aquel momento. No había tiempo para ello.

Pero al menos no tendría los gritos del director en aquella mañana.

Se sintió aliviado, en parte.

Pero seguía dándole mala espina aquel hombre. No sabía por qué, pero le ponía nervioso. Incluso en un momento se sintió acorralado contra la pared por el cuerpo ajeno cuando habló. Su mirada le hacía sentir culpable, como si aquello fuera algo que no debiera permitir. Hasta tragó con notoria dificultad. No, tenía que irse del trabajo, decirle la verdad a Keith y esperar qué él entendiera. Que lo hiciera por todo lo que le amaba. Confiaba que aquello podían superarlo. De verdad que necesitaba creer que aquello tenía que superarse.

Pero en ese momento, su rostro se apartó al sentirse tocado por aquel hombre. Hasta le dio escalofríos en la espalda la forma en que le miró. Lo hizo sentir un objeto, una cosa que usas y tiras. ¿Eso era, cierto? Mala ideas como meterse en aquel trabajo no había tenido en su vida. Respiró hondo. Ya estaba atrapado, sin escapatoria.

Asintió apenas a sus palabras. A su pregunta.

—Ya voy, señor. —Dijo bajando la cabeza, avergonzado y sonrojado en extremo.

Los pasos que dio le parecieron enormes. Infinitos, como que jamás llegaría hasta su lado. Le miró a los ojos. Le  miró el miembro. Tragó con Saliva. Intentó no pensar. No hacer nada más que lo que debía. Tenía que bloquear su mente y solo no pensar en nada. Lo cual no sería precisamente lo más sencillo. Se arrodilló entre las piernas del otro. No le miró en ningún momento. Centró la atención en su anatomía. La forma que tenía, como se curvaba. Incluso un jadeo, por lo bajo, se le espacó. Eso no estaba bien, estaba mal. No debía hacerlo... no podía. Pero su mano respondió y tomó su miembro. Siempre habían dicho que tenía manos suaves, pequeñas y hábiles... y siempre se había sentido orgulloso de ello. Era parte de su buena suerte del trabajo manual. ¿Podía estirar y hacer tiempo con su mano sin tener que llegar a usar su boca para dejarlo duro? Incluso deseaba que llegara alguien a interrumpir en dicho momento, pero estaba convencido que el destino no lo quería en ese momento. Era el karma por hacer lo que iba a hacer.

Lentamente comenzó a masturbarlo. Subir y bajar lentamente. Cerró los ojos y dejó la cabeza baja, sin levantarla. No se sentía como para usar su simple truco de mirar a los ojos del actor porque de hacerlo el nervio y lo sonrojado que estaba pondrían en evidencia su notoria incomodidad. Su mano subía y bajaba despacio, suave, descubriendo el glande el otro y volviendo a cubrirlo con el prepucio. Su otra mano se encargaba de acariciar sus testículos. Sus dos manos hacían su trabajo. Tocaban, acariciaban, masajeaban. Excitaban, en otras palabras, al miembro del hombre. No quería llegar a la boca, no podía hacerlo... pero no sabía por qué, pero su miembro no parecía endurecerse como esperaba. Si tomó consistencia en sus manos, pero como que quedaba a medio camino.

No se quiso odiar. Pero lo hizo, se odio.

Cerró los ojos. No pensar era lo que debía hacer. Lentamente abrió la boca y acercó aquel miembro a su cavidad bucal. No quiso ni respirar. Solo lo introdujo en ella despacio, lento. Se quedó unos segundos en dicho momento. Dudas recorrieron su mente. Sus labios se cerraron al rededor del órgano. Y como si fuera una paleta comenzó a mover su lengua. Haber visto una, o quizás dos escenas, le recordaron que hacían los actores... aunque en ejecución por Mike era torpe, inseguro, y bastante tosco. No sabía que hacer. Solo lentamente movió su boca, subiendo y bajando, pero no pasando de tener solamente el glande en su boca. No creía que entrase más de todo aquello dentro de la misma. No era meramente posible, y lo sabía. Solo esperó que la dureza llegara y pronto lo dejara ir. Quería irse corriendo, y quería llorar, aunque no hizo ninguna de ambas.

El fluffer empezó con agarrarlo, Devon solo lo veía con ansias y con gusto, le gustaban sus manitas, eran suaves y con ese lindo rostro, pues era fácil que Devon sintiera que su miembro se ponía grueso y duro, con ganas de explotarle en la cara. Jadeo suavemente al sentir como lo masturbaba, lento y moviendo sus lindas manos, dándole calor al pene del demandante actor porno. El muchacho se acercaba al pene de Devon, él ya lo ansiaba para poder sentirse dentro de esa cavidad bucal, que más daría para poder follarle la boca sin miedo a que lo corran, hacerlo suyo de esa manera y terminar en el mismo lugar, su semen quedaría alojado en su garganta en vez de otro lugar, pero esas eran ideas locas, ideas que no podría cumplir sin recibir un justo castigo por cabrón, así que tendría que pensárselo bien antes de actuar. - Vamos, no te va a morder, aunque si tu quieres... puedes mordermela un poco - a Devon le iba lo fuerte, le gustaba sentir los dientes alrededor de su pene pero sin que lo lastime.

El muchacho se metió el pene del castaño a la boca, provocándole un jadeo más notorio, esa húmeda cavidad, lo caliente que era y como le hacia sentir sus movimientos torpes, no era un gran mamador, pero le daba un morbo por ser virgen y haberlo obligado a que se la mamara de esa manera o cualquiera - Así se hace, vas bien, solo déjate llevar muchacho - soltó con los ojos en blanco, echando la cabeza para atrás y levantando el brazo para colocar su mano dentras de su cabeza, se acerco a lamer su musculo de manera lasciva mientras que con la otra mano se pellizcaba el pezón de una manera excitante, provocándole la erección de su vida, la tenia tan dura que las venas se le ponían gordas, palpitante. - Abre más esa boca, quiero que este toda dentro, seguro que puedes - dijo jadeando y lo empujo para que su miembro entrara más pero por la postura y la forma curva de su pene, era imposible, incluso incomodo para él, pero igualmente satisfactorio.

Lo tomo de la nariz, con una risa para hacerlo que se la chupara con más enjundia - Mama, mama, mama pichoncito - se burlaba y le encantaba porque sabia que se iba a correr dentro de su boca, solo debía esperar el momento perfecto. - Para ser la primer polla que tienes en la boca, lo haces muy bien - seguia riendose, porque le gustaba humillarlo un poco.

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“No pienses en nada” dictó su mente, a modo de mantra, una y otra vez.

Si no pensaba, no había nada. Si no había nada, no había sentimiento algo. Si eso no existía, obviamente no estaba engañando a su novio. No sentía nada en hacer aquello, a aquel hombre, pero se sentía igual de culpable por más que dijese mentalmente que era parte de su trabajo. Lo había sabido desde que lo aceptaron en aquel lugar, pero no había pensado que seriamente debía hacerlo hasta que casi lo obligaron. “Pero es lo que se supone debo hacer” volvió a decirse, resignado, al tiempo que intentaba cerrar los ojos y no mirar a ningún lado. Ni siquiera quería prestar atención a las palabras del otro, porque le dolían la forma en que le decía. No, no iba a llorar ni suplicar nada, simplemente haría lo que podía lo más aprisa posible y se iría sin mirar atrás.

Hasta este punto, si bien había pensado en que necesitaba un nuevo empleo, no eran más que ideas vagas. Creía que podía controlar lo que estaba haciendo. Que podía lidiar con todo lo que tenía que hacer, pero de la mala manera aprendió que no. Así que si no hubiera estado con un miembro dentro de su boca, se hubiera reído de si mismo. Es que la verdad no podía hacer otra cosa. Así que solo tuvo que hacer de tripas corazón y rezar por que alguien llegara cuanto antes.

Pero parecía que nadie iba a interrumpir aquello.

¿Tan poco le quería el destino?

Su boca se veía completamente llena por aquel glande y miembro que le estaban robando el aire. Intentaba abrir lo más que podía la misma, para atrapar más de lo que quería, y así dejarlo empalmado como se suponía que debía. Pero era demasiado para su inexperiencia. Así que tuvo que hacerle caso, quisiera o no, dejarse llevar era la solución. Respiró hondo, aguantó lo que pudo y supuso que toda persona tenía un instinto primitivo dentro suyo que emergía en los momentos menos oportunos, esperó que él tuviese uno de esos o estaría perdido.

Y se dejó llevar.

Sintió esa mano en su nuca, la que le produjo un escalofrío en su espalda e hizo que temblara. Se apoyó con ambas manos en los muslos del actor y subió y bajó su cabeza al ritmo que el otro marcaba. Tuvo que ponerse de rodillas entre sus piernas para estar más cómodo y no terminar con un calambre por una mala posición sostenida durante mucho tiempo. Lentamente abrió la boca como le demandó y tuvo la idiota idea de abrir los ojos y mirarlo. Quizás si entendía que ya era el límite se detendría. La idea no sonaba mal en su cabeza, incluso su mente dijo que Keith se hubiera detenido ante esa mirada... pero Devon no. Le metió todo lo que pudo tragar dentro de la boca produciéndole que se atragantara. Su garganta se convulsionó y Mike hizo un amago de alejarse pero fue retenido por el otro, logrando que la saliva se le escapase por la comisura de los labios, lubricando más aquel miembro... haciendo que desgraciadamente entrase aún más en su boca.

El aire le faltó unos segundos.

Intentó alejarse, y forecejó un poco hasta que pudo retirar el miembro de su boca y aún con las manos apoyadas en los muslos del otro, bajó la cabeza y trató de recuperar el aliento que había perdido. De su boca caía un delgado hilo de saliva que se limpió con el dorso de la mano derecha. Esperó unos segundos antes de levantar la cabeza. Mike estaba rojo, con los labios entre abiertos e hinchados por el trabajo, respiraba entre cortado, y su mirada tenía un leve brillo que denotaba el que haber tenido todo aquel miembro en su boca casi lo hacía lagrimear.

—Cre... creo que es todo ¿verdad? —Apenas gesticuló. Rezaba en su fuero interno que le diera el visto bueno y así irse para no volver a pisar aquel lugar... jamás.

Devon deseaba en ese momento que ese muchacho se pusiera en plan lujurioso para que se la comiera con ganas y lo hiciera venirse, sino se podía por trabajo tal vez se podría despues por puro placer y esa vez terminar en su espalda. Suspiro, el muchacho vanidoso que se besaba los brazos al sentir placer con la boca del fluffer, se imagino como el muchacho se desnudaba y le pedía más - No... aun no - jadeo tranquilo, viéndolo con deseo - Un poco más... tal vez si gimieras o me dijeras que te encanta tenerme en la boca podría terminar más rápido - y si, se le salio decir las cosas y lo capto, por eso mismo tuvo que arreglar sus palabras - Digo, mantenerme duro hasta que me llamen o sabrán que no hiciste ningún buen trabajo - jadeo un poco más y empezó a masturbarse un poco, metió el dedo pulgar de la otra mano en su boca - O tal vez así te guste más, lamer mi dedo mientras me masturbo frente a ti - sus gemidos eran más constantes y claros.

Trago saliva y lo miro, imaginándose el trasero desnudo del otro, meneándose mientras le monta con ganas para darle placer, sus gemidos y pidiéndole más, si es que la imaginación en ese momento jugaba un gran papel, provocándole llegar al orgasmo, al menos eso ya lo sabia Devon - Ven, una mamada más - se lo metió en la boca, haciendo que se lo mame un poco más - Seguro ya vienen - se mordio los labios, sintió una fuerte oleada de placer dentro de su cuerpo, empezó a correrse dentro de la boca del otro, disparando unos chorros bastante cargados de su semen, él solo gimió con fuerza y se agarro de las sabanas, todos sus musculos se tensaron y no sintió ninguna clase de remordimiento. La reacción del fluffer era de esperarse y él solamente se empezó a reír y se cubrió bien sus partes por cualquier venganza física, en dado caso de que lo acuse, es su palabra contra la suya aun cuando vean su corrida en su boca le dirá que él empezó y que le ínsito a seguir y solo se dejo, uno es hombre y es débil. Si, eso dirá.