Get a clear shot - Alexander

La mañana lo recibía con el brillo del sol de Los Angeles. En aquella oportunidad, se revolcaba flojo bajo sábanas ajenas, pero no de alguien con quien hubiera ligado la noche anterior. Se había quedado a dormir en casa de unos familiares, los pocos que sabían de su oficio sin rechazarlo, aunque nunca faltaba el comentario que aludía a sus diferentes cualidades y cómo estas serían de provecho en otro lado. Él respondía que por varias de esas dotes, y otras, es que le iba bien en lo que hacía. Evitar dar detalles era lo que callaba la boca de los insistentes, por lo menos temporalmente.

Una llamada lo puso de pie y en alerta para tener que prepararse para una escena. Grabaría con un compañero nuevo, por lo menos para él. Ya que tenía planeado seguir metido en el rubro aunque no estuviera de actor, nadie le era extraño, pero Alexander, en particular, era un hombre con el que deseaba grabar. Tadeo podía ser muy profesional, pero sería engañarse a sí mismo si no aceptara que disfrutaba de ganar dinero por tener sexo, y tener que tenerlo mucho más seguido para poder tener todavía más pasta. Era el trabajo soñado para muchos, incluyéndolo a él. Eso no quitaba que hubieran cosas que le sacaban de quicio, pero eran muy pocas. Sin demorar más, tomó desayuno, se alistó y se excusó con motivo de trabajo. Recibió por última vez los sermones ajenos, pero cruzar la puerta le permitió dejar aquellos comentarios como un suspiro que se lleva el viento.

Llegó a los estudios, dejando que prepararan todo, incluyéndole, para que la escena estuviera lista. Mientras, él pensaba en el momento en que llegara su compañero. La escena era clásica, sin montaje ni historia alguna. No era de las favoritas de Tadeo, pues le agradaba el hecho de ponerse en la piel de un personaje, pero lo valía para con quien grabaría. Y en nada ahí estaba el susodicho - Alex, hola... Hoy nos toca juntos ¿Estás listo? - Obviamente se refería al aspecto mental. Aunque sabía que tenía poco tiempo en la empresa, su atractivo natural era algo que a todos había llamado la atención en solo unos meses.

Una vez más, el despertador que tenía sobre la mesita de noche comenzó a sonar, justo en el oído del chico. Le dio un golpe tosco al aparato y se retorció bajo el edredón, disfrutando de sus últimos momentos en la cama (al menos, en su propia cama) hasta que se hiciese de noche. Puso el pie derecho en el suelo de madera y comenzó a rascarse los ojos, algo perezoso. Tenía un par de horas por delante para asearse y hacer cualquier otra cosa antes de que comenzase un rodaje asignado para ese día. Y, aunque no sabía por qué, estaba un poco nervioso.

Conocía a su compañero, aunque nunca había grabado una escena con él. Pero al menos no iban a presentarse allí, si ese fuera el caso, todo le hubiese resultado mucho más incómodo. Por lo que sus orejas habían escuchado y sus ojos habían visto a través de la pantalla, Tadeo era uno de los más dotados en la compañía. Era un detalle que le ponía algo nervioso, por una parte estaba impaciente por... sentir algo así, pero por la otra, nunca había tenido dentro algo de ese tamaño. De cualquier forma, ya no había vuelta atrás, y pronto lo comprobaría.

Salió de su apartamento y en apenas unos diez minutos ya estaba entrando en los estudios. Subió algo nervioso hacia la sala y al primero que se encontró fue a Tadeo — Hola. — saludó sonriente, olvidando su nerviosismo — Claro, estoy deseando grabar. — le contestó. No era ninguna mentira, ya que en el fondo, tenía ganas de hacerlo. Echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que quedaba poco para comenzar — No queda mucho, ¿no? — le miró.

La desnudez era cosa de nada para Tadeo, teniendo en su haber ya 5 años en el negocio y todas las cintas que pudieran deducirse en ese tiempo, mas dado su nivel de compromiso con la empresa, no andaba con el miembro al aire solo porque el pudor fuera algo inexistente en ese entorno. Se mantuvo en una bata blanca que cubría casi todo su cuerpo, a excepción de un poco del pecho que se revelaba solo por el modo tradicional de esa prenda. Hasta donde le habían explicado, empezarían en una cama, con besos, caricias y todo lo suave que pudiera haber en una escena clásica. Por más que el vestuario fuera algo tan simple que se encontraba sin problemas en los cajones de cualquier varón, hasta el jean más sencillo era parte de la indumentaria reglamentaria. Y nunca faltaba la ropa interior con la marca a promocionar.

Su mente no estaba demasiado en lo que fuera a vestir, sino en lo que haría - No falta casi nada, solo que nos vengan a traer el vestuario - Lo observó de pies a cabeza. Seguía vestido, para su malestar. Cogió una de las batas que había encima y se la entregó - Ya deberías desnudarte. En poco traen la ropa - De lo que sabía de Alexander, es que era relativamente nuevo. Había que recordar a Tadeo en sus primeras escenas, o mejor dicho, en el detrás de cámaras de las mismas, casi un manojo de nervios. Era importante para él poner cómodo a su compañero - ¿Te dijeron algo acerca de la escena? Será una sencilla, ya sabes, tipo dos chicos que interactúan y eso. Nada del otro mundo - Para Tadeo, en su experiencia, esas eran las más sencillas de grabar. No requerían demasiada dirección y casi todo se basaba en explotar la química que pudiera haber entre los actores.

Llegó el vestuarista dejando la ropa en una mesa cercana, además recordando que quedaban 15 minutos para iniciar. Se quitó la bata y se colocó la ropa interior. Siguió con los jeans y luego la camiseta. Ajustada, como debía ser para llamar la atención de los espectadores cuando la cinta se mostrara al público. Incluso con ropa, la empresa sabía lucrar con su imagen - ¿Y cuántas escenas ya vienes haciendo? - No sabía si Alex estaba nervioso, pero tratar al oficio como cualquier otro más podía servir para aclimatarse al ambiente.