Here we go again. — Pv. Derrick

Tener que filmar una sesión en pleno lunes no era precisamente lo que más le interesaba a alguien como Tanner en dicho momento. Pero trabajo era trabajo, por ende solo debe acatar la orden. No sabe hacer otra cosa - aunque de hecho podría ser médico - así que simplemente decide presentarse una hora antes del momento de la filmación. Eso permite no solo adentrarse un poco en "lo que se supone debe actuar" sino también conocer al otro chico, entablar una buena relación. No quería formalizar un noviazgo, pero al menos debían parecer en la pantalla, más allá de lo que se interpretaba, que se conocieran de tiempo. Aunque bueno, su aparición solo se daba con la voz y a media cintura. Era el más extraño de todos los actores, y los pocos que lo conocían en la grabación a veces le pedían que se animara a algo más, como mostrarse. Pero él no estaba listo para lidiar con dicha exposición.

Por eso siempre mantuvo ese "misterio". La verdad que aunque fuera un tanto peculiar, él estaba seguro de poder caminar por la calle sin que la mitad de los chicos homosexuales que se cruzaran con él lo quisieran acosar a fotos... o algo más particular. Conocía las historias de varios colegas que hasta debieron dejar un restaurante por los "fans" si es que los mismos podían ser llamados así. El hecho daba igual. Estaba para trabajar y nada más. Además luego de una plática, el chico con quién filmaría era bastante divertido y u tanto pícaro. Tenía esa inocencia escondida que lo hacía perfecto para aquel trabajo.

Y por su parte Tanner estaba casi listo. Y eso que debía agradecerle al pobre chico que era su fluffer ese día de no desmayarse por preparar su erección; pero le caía bien ese pequeño muchacho. Recordaba como la primera vez le pidió no tener que hacer nada oral y como eso lo había descolocado ¿qué fluffer no hacía eso? Pero le permitió. Quizás estaba nervioso o no estaba preparado, pero de algo estuvo seguro ¿quién lo contrato si hacía todo a medias? Aunque por su mente pasó la justificación clara: alguien quería arrastrarlo al porno y no sabían como. Pobre muchacho. Al final, cuando lo masturbó lo suficiente y estuvo erecto, se puso la bata y se encargó de ir hasta la sala de estar donde se sentaría y recibiría el trabajo oral de su compañero. Su escena en la "película" era eso: la escena del blowjob. Y en parte agradeció que el fluffer no hubiera usado su boca, así toda esa sensación se quedaba en la cámara.

Pero cuando llegó, a recibir indicaciones de qué esperaba el directo o si tenía alguna linea idiota que decir, cuando sus ojos lo vieron. ¿Cómo olvidarse de ese rostro, esa altura y esa mirada seria? No importaba lo crecido que estuviera, o la barba, seguía teniendo ese brillo extraño al verle. Porque estaba seguro de que le había reconocido, mejor que nadie. Tanner se quedó en suspenso unos instantes. Su mirada no se apartaba de la del hombre, que también le miraba. Incluso el director le dio un leve codazo trayéndolo a la realidad. Le habló de vaya a saber qué, porque no le escuchó. Solo asintió. Le dijo que en dos minutos entraría en la escena. Así que se acercó rápidamente al susodicho.

—¿Qué haces aquí? —Le susurró, rápidamente. Le miró a los ojos. Mantuvo el porte para no llamar la atención. ¿Era un reclamo o una búsqueda de explicación a algo que debió haber recibido hacía tiempo? Esperaba una respuesta... por lo menos antes de que lo llamaran. ¡Mal momento para deber trabajar!

Tenía el resto de la tarde libre, así que decidió ir y atender cualquier tipo de pedido que, como buen camarógrafo, debia grabar. La empresa en sí no exigía mucho de su persona, sólo colocaba una determinada serie de características que cumplía sin esfuerzo alguno. Por otro lado, jamás imaginaría que ese día tendría una gran cantidad de Flashbacks inesperados. Yendo al grano, vestía levis un tanto ajustados, botas vaqueras de color negro y un suéter gris. Nada más que destacar, ni siquiera había bajado el teléfono del automóvil, así que no esperaba mucho o algo en particular.

El tiempo pasó más rápido de lo esperado, sus ojos se enfocaban en la escena, en los recuadros y los diferentes tonos de luz. Las cámaras estaban en su posición, la hora de editar sería un tanto tediosa más no habría grandes pendientes en su agenda, al menos en lo que restaba de la semana. De repente, quizás sería una mezcla de aburrimiento y sueño para provocarle una alucinación. Fue como ver un fantasma, un hombre que jamás esperó volver a ver. No porque no haya finalizado la relación que hace años se presentó en sus vidas, uniéndolos de alguna forma, sino porque gracias al hombre de ojos azulados había tenido una especie de frustración sexual. Le vio, quedó un tanto estupefacto, y poco después se sacudió el rostro. Aún quedaban unos minutos para comenzar a grabar la escena, y entonces... el contrario se acercó a él.

Su pregunta cayó en él como una especie de amenaza, no sabía cómo explicarlo. Era una especie de ataque, ¿estaba intentando buscar algún conflicto? -Verifico que el material con el que trabajaré esté en orden, ¿No es obvio?- Respondió con cierto tono sarcástico adquirido a través de los años. Nada intencional, quizás Andrew le recordaría por ser demasiado inocente, algo torpe e incluso adorable. Pero, los años pasan, y los años han tenido gran cantidad de consecuencias en él. -Soy un camarógrafo de la empresa, ahora, si me disculpas... necesito un café- Y un poco de vodka en él, ya que estábamos en ello. Se levantó con lentitud de su lugar, y caminó a la dirección opuesta a donde Tanner se encontraba. Lo que menos quería en ese momento era revivir un pasado deprimente.

Hasta ahora sólo sabía que el día iba a ser más largo de lo previsto.

Ir a pedir explicaciones era como tiempo perdido en vano. Tanner tuvo que haberse dado cuenta en el primer instante que tenía que haber pasado de él. Aunque era algo que claramente no podría haber evitado. Resultaba que verlo lo transportaba a su adolescencia, ese momento feliz en compañía de aquel que ahora solo le dedicaba esa mirada de “aléjate de mi” que debería comenzar a respetar. Tanner tenía buenos recuerdos con aquel muchacho... aunque ahora fuese un hombre. Incluso un nudo se formó en su garganta. Sabía que debía darse vuelta, irse, olvidarse de su presencia; simplemente no era algo que pueda ignorar. Por eso su mirada estaba fija en la otra, aunque mostrando una seguridad que en su interior no se notaba.

Pero habló y todo lo que estaba esperando, ansiando podría decirse, se resquebrajó cual vidrio. Una parte suya asumió la cruda realidad. Había pasado tanto tiempo, tanto entre ambos, ¿cómo había siquiera esperado encontrar un atisbo del pasado que ya ni compartían al parecer? Igual, también tenía que tener en cuenta el tono, demandante, que él mismo había usado. Por un segundo sopesó el que hubiese sucedido de haber abordado aquello desde otra perspectiva. Pero lo hecho, hecho está.

—Sabes a que me refiero, Derrick. —Puntualizó, apretando los labios hasta dejarlos blancos.

Trataba de asociar esta nueva persona con aquel muchacho que había sido su novio, pero era como pretender asociar a la luna con el sol: no había punto de comparación. Quizás por eso, al final frunció el ceño. Intenta entenderlo, comprenderlo, pero con el tiempo sin verse era como querer hablar un idioma sin haberlo estudiado. Derrick siempre había sido el muchacho complicado, un muchacho que le había enamorado... y ahora ¿quién era este hombre? Preguntas, cada vez más y más, pero ninguna sin una respuesta.

—Detente. —Amenazó, con los labios apretados, apenas gesticulando y en un tono que solo ambos pudieran entender.

Acortó la distancia, en dos zancadas, y se paró delante del hombre. Respiró hondo.

—Mírame, Derrick. —Demandó. —¿Por qué aquí? ¿por qué ahora? —Cuestionó, sincero, respirando hondo.

Aguardó silencio, aunque el ruido de personas pasando en la distancia, de charlas, un poco impedían de tener la charla que seguro ambos necesitaban. Lo que estaba queriendo averiguar, o lo que pretendía, incluso para él mismo era algo complicado. Más de lo que hubiera siquiera imaginado. Jamás pensó toparse con él de nuevo, el destino los había separado y él no se había preocupado por remediarlo. Pero allí, en dicho momento, era como una burla a lo que los había separado, como si el destino se riese de ellos en su cara. ¿Karma? Pronto empezaría a creer en esas cosas a este paso.