Unorthodox - (Burnett)

—¡Maldita sea..!— Maldijo a su suerte a modo de bufido dando un fuerte golpe al volante del auto. Como pudo condujo su auto hasta semi estacionarse a la orilla de la calle, quizá estaba forzando el motor demasiado, pero no podía quedarse parado a medio de la avenida. Se quitó el cinturón del auto y bajó para abrir el capo. Una nube de humo se alzó y él se tuvo que tapar la nariz para que no entrara en su sistema respiratorio. Tosió un par de veces y con un movimiento de mano apartó el humo. No conocía mucho de mecánica, pero su masculinidad lo hizo echar un vistazo antes de decidir llamar a una grúa. Al fin de cuentas, esto de la mecánica y el ensuciarse las manos no era su especialidad.

El mecánico más cercano se encontraba a unas calles de ahí. El seguro cubría los gatos pero su respuesta inmediata era aquello. Ir con el mecánico más cercano sin importar que trabaje para la aseguradora o no. El lugar sin duda no era un establecimiento de los que podrías ver a Ethan regresar. Aunque bueno, él no juzgaba el trabajo obrero por la fachada de los lugares. Abrió la puerta de su auto, pues viajó en el auto durante el recorrido con la grúa. Sus zapatos de charol sonaron al hacer contacto con el suelo lleno de anticongelante, levantó ligeramente para ver la suela. Debía llevar tiempo la mancha pues no se adhirió a su suela. Se quitó la gafas de sol y observó en busca del responsable.

Un hombre de complexión robusta, cabello revuelto y seguramente lleno de aceite o algún químico automotriz que lo hacía que quedase tieso. –Buenos días – Saludo por cortesía extendiendo la mano. –Necesito ayuda con mi auto – Por si no fuera demasiado obvio.

El pelirrojo se quedó de pie en donde se encontraba, observando como el ajeno abría y revisaba su vehículo. Torció sus labios ligeramente y se acercó al mecánico observando lo que él observaba. –Sinceramente y no se tome lo que diré de manera personal– Agregó dando énfasis en la segunda parte del enunciado, como siempre lo hacía cuando estaba a punto de decir algo que podría ofender a la otra persona con la que se encontraba. –Si yo supiera lo que tiene mi vehículo sería yo mismo quien lo repare, en todo caso. Hubiese llegado y dicho al grano lo que le ocurre.– Rodó ligeramente los ojos y torció sus labios en una pequeña y casi notoria sonrisa. –Es obvio que no tengo ni puta idea de lo que ocurre.– Suspiró estudiando en su mente lo que había provocado que el auto se apagara, sin embargo no encontraba el detonante de su problema por más que hacía lo posible por hallarlo. –Estaba conduciendo en segunda cuando el motor comenzó a hacer un ruido extraño, como un pequeño tictac dentro. Bajé la velocidad por lo mismo, cuando bajé a primera la velocidad comenzó a disminuir con completo, logré detenerme antes que saliera humo del capo– Se encogió de hombros mientras se llevaba la mano a la barbilla para rascarse un poco. Acción que ejercía cuando se centraba en sus pensamientos más que en su realidad.

Ethan se quedó de pie, guardando sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones. Sintió su móvil y lo tomó para mirar la hora. Ya habían pasado 25 minutos lo que hacía que sus alumnos con todo derecho se puedan retirar pensando que él no llegaría. Suspiró, había olvidado avisar que su auto se había descompuesto. Mandó un mensaje instantáneo avisando a la coordinadora de la carrera, enseguida volvió a guardar su móvil quitándose una preocupación de encima.

–No hay problema, tengo tiempo. ¿Cree que pueda hacer el diagnostico?– Preguntó no por el precio, si no por el tiempo para saber si lo esperaba o regresaba en otro momento por su auto. El otro seguía revisando su auto, Ethan confiaba con haber llegado con un profesional en la materia. –Por cierto, mi nombre es Ethan, Ethan Crowell.– Estiró la mano como presentación.